El corcho es la corteza del alcornoque (Quercus súber) que lo protege frente a las condiciones extremas del clima mediterráneo, como son la sequía, las altas temperaturas y los incendios. Está constituido por células muertas cuyo interior se llena de un gas similar al aire. Ese gas constituye casi el 90% del corcho, de ahí su levísimo peso y su compresibilidad. Las paredes de esas células, que son como minúsculos compartimentos, están constituidas fundamentalmente por suberina y cerina, substancias que lo hacen bastante ignífugo, muy flexible y prácticamente imputrescible. El corcho es, pues, un material extraordinario, de propiedades únicas. Es un producto completamente natural, renovable y biodegradable. Su producción no produce ninguna contaminación ni perjuicio al ecosistema del que se extrae, ya que se obtiene por descortezamiento del alcornoque, sin cortar ningún árbol y esa cosecha se realiza cada 9 a 12 años. La historia de las corcholatas se remonta a finales del siglo XIX cuando en Norteamérica comenzaron a tener éxito las bebidas carbonatadas, para su distribución, y comercialización fue indispensable usar botellas de vidrio, por ende, para no perder la cualidad de una bebida burbujeante, se requería de un tapón para dichas botellas. Hubo varios intentos por producir un tapón para las botellas, pero sólo uno se consolidó exitoso. Fue en el año de 1892 cuando William Painter, prolífico inventor de origen irlandés, presentó la patente de este tapón, Painter también fundó la empresa Crown Cork and Seal Company, en Maryland. Se dice que la prueba de fuego se realizó demostrando su eficacia en botellas de cerveza que fueron transportadas por varias semanas en diligencia; la anécdota cuenta que esta prueba mercadológica catapultó la industria de embotellamiento que conocemos hoy. En la CDMX existe el Museo del Objeto y cuenta con una gran cantidad de corcholatas, estas pequeñas piezas de metal que fueron muy apreciadas por nuestros abuelos para jugar con ellas a “las chapas”, término como se conoce a estas piezas en otros países de América Latina y España. Sus variados diseños las hacen muy atractivas para los coleccionistas y logran transmitir la estética de la época en la que fueron manufacturadas. En realidad, se llama tapón corona y en México le empezamos a llamar corcholata porque en el pasado llevaba en su interior un empaque de corcho que servía para evitar que se formara óxido en el metal o lata. Para 1898 presentó el primer syruper-crowner que le permitía a un operador llenar y tapar 24 botellas por minuto. El tapón corona reemplazó a los tapones de corcho en 1903, cuando las bebidas carbonatadas comenzaron a tener mayor demanda en Norteamérica y se utilizaron botellas de vidrio para su distribución y venta, se requería de una tapa o tapón seguro y práctico. Su introducción al mercado generó una reducción en los gastos de producción, al ser hermética y de una sola pieza, que además ayudaba a conservar el sabor y características de los líquidos en la botella. Algunos diseños que se plasman sobre las corcholatas son muy elaborados, tanto que se vuelven objetos de colección, a nivel mundial los coleccionistas venden e intercambian corcholatas por todo el planeta. También algunos tapones corona cambian de color con la temperatura para indicarte cuando tu bebida está fría y lista para beberse. Pero quizás la utilización más clásica y la más importante desde un punto de vista económico sea la de tapamiento de vinos y otras bebidas. El tapón de corcho no tiene rival para este fin, hasta el punto que corcho y vino constituyen una conjunción indisoluble. Curiosamente el árbol de donde se obtiene el corcho se llama alcornoque, el cual también se utiliza como adjetivo para describir a una persona tosca, grosera, inculta e ignorante. Será por eso que algunos precandidatos presidenciales se les llama corcholatas y hasta presumen que sean llamados así, ¿que no habrán entendido que quien los denominó así lo hizo con toda la malsana intención de desprestigiarlos y ofenderlos llamándolos de tal forma? Y ellos felices violando la ley y haciendo actos anticipados de campaña.
*- El autor es ex presidente de la Federación de Colegios de Ingenieros Civiles de la República Mexicana.
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